DISCIPULADO No. 16
DE LOS VERDADEROS MOTIVOS DE LA BUSQUEDA ESPIRITUAL
“Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos”, dijo Jesús El Cristo, cuando enseñaba mediante parábolas, refiriéndose a un hombre que fue sacado de un banquete de bodas por no llevar el traje adecuado.
En el proceso de búsqueda espiritual, el intenso deseo de los fervientes devotos, el supremo anhelo surgido del corazón puro de hallar la Divina Beatitud, La Sabiduría, la Conciencia Cósmica, es elevado a la Divinidad desde la misma esencia que habita en cada alma. Como respuesta amorosa, la Luz es enviada a todos aquellos que están dispuestos y preparados para desterrar toda sombra de sus vidas, mediante Divinos mensajeros o Maestros de Sabiduría y sus discípulos. Muchos otros son atraídos por la luz irradiada y por las enseñanzas pero no siempre existe una sincera motivación espiritual en este acercamiento.
Algunos llegan con la esperanza de disfrutar de la abundancia que bendice a quien se acerca a Dios y esperan que sus dificultades kármicas personales sean resueltas. Son los buscadores del consuelo divino que llevan un oculto interés de ver resueltas todas sus necesidades, para verse libres de toda responsabilidad antes de dedicarse por completo a la búsqueda divina. El ego busca recibir un premio anticipado. El asunto realmente funciona al revés: es primero el hallazgo de la Consciencia Divina y luego el fluir de la abundancia y la resolución del prontuario kármico.
Si nos acercamos a la Divinidad pidiendo cosas, aún estamos bajo el poder del ego y su consciencia de dualidad, pensando que todo se rige por un método de premio y castigo en el que una Gran Entidad llamada Dios, en su Infinita Misericordia, se dedica a llenar las arcas de todo aquel que se lo pida con el ojo aguado, sin más. Esta oculta necesidad de la satisfacción de los deseos revela en realidad un gran apego por todos los objetos de los sentidos que genera encadenamiento a viejos patrones inconscientes. Esto solo produce más karma y en lugar de permitir la emergencia de la consciencia no dual sumerge al peregrino en la convicción de la dualidad. Este proceso reforzará las semillas de sus malas hierbas y lo atraerá de nuevo a la rueda de la encarnación.
Otros son atraídos por la ilusión de que todos los conflictos vinculares que padecen y que les generan enorme sufrimiento serán resueltos, mágicamente, sin que hagan nada para solucionarlos. Buscan la enseñanza como un escampadero, un refugio para sus vidas llenas de relaciones conflictivas o para su soledad. Algunos tal vez buscan hallar solución al problema de algún ser querido cercano que se halle atrapado por el duro lazo de la enfermedad o de algún mal hábito. Este interés es propio del ego que evade el trabajo que le corresponde y se lo quiere dejar a Dios o que pretende que los problemas de los seres queridos desaparezcan de un plumazo, sin que estos hagan ningún proceso interior para liberarse, porque a la larga, debido a sus apegos, estas dificultades se harán suyas. Quieren llegar al oasis sin atravesar el desierto.
Otros llegan por competencia. Han visto a algún par, amigo o familiar cercano acercarse al sacro camino y disfrutar de sus mieles y desean ser mejores que él o tener los mismos beneficios. Buscan solo pertenecer para obtener. Son motivados por la envidia, otro de los esbirros del ego.
Los hay quienes se acercan por pura curiosidad u orgullo intelectual y buscan satisfacer sus dudas existenciales, mediante un proceso puramente racional. Son los que todo lo cuestionan, dudan de todo, lo comparan todo con los viejos patrones de su mente o con algunos nuevos pero de la misma índole racional. No se abren a la enseñanza porque creen saberlo todo, aunque en realidad solo poseen información a mares pero no comprenden nada con profundidad. Son simples repetidores de los hallazgos especulativos de otros. Estos sembradores de dudas atraerán sobre sus mentes el oscuro velo de la ignorancia y ni siquiera se darán cuenta de ello. Son esclavos de sus mentes, de sus apegos intelectuales.
No faltan los que acuden con el ánimo de obtener prestigio regodeándose en decir que son amigos personales del Maestro o de sus discípulos. Otros son atraídos por la simple sed de conocer para saber más y obtener el reconocimiento de sabios. A estos los motiva la arrogancia. Es un disfraz del ego que cree que en realidad no sabe nada, tiene frustración de saber, cree que necesita conocer y mostrar ese conocimiento al cual confunde con la sabiduría.
Otros acuden como cazadores de fenómenos psíquicos buscando romper a través de éstos la pétrea roca de incredulidad que en realidad llevan por dentro. Esperan ver prodigios, apariciones mágicas o hallar quizá una misteriosa pócima o fórmula secreta que les permita acceder a otras dimensiones, sin el fastidio que les genera el tener que hacer el verdadero trabajo de disciplina requerido para despertar los divinos poderes. Estos se encontrarán tarde que temprano presas de las ilusorias energías del mundo astral, engañados tal vez por falsas pero astutas entidades que se harán pasar por Maestros verdaderos con el ánimo de vampirizar sus energías. La mayoría de ellos terminarán escuchando voces o teniendo visiones engañosas. A lo mejor se harán “canales” de estos pretendidos o ilusorios maestros trayendo aparentes mensajes sutiles que no son otra cosa que la proyección de su memoria o la de la entidad y cuyo contenido generalmente no conduce al hallazgo de la sabiduría.
Indudablemente un falso buscador hallará un falso maestro, uno que trabajará para nutrir su ego. Solo allí se hallará plenamente satisfecho ya que si, atraído por la fulgurante llama de una verdadera enseñanza, se topa con un Maestro verdadero, su instrucción y disciplina le caerán como balde de agua helada y harán saltar los ejércitos del ego en su propia defensa. La oscuridad de su verdadera motivación revelada se hará incompatible con la luz del Sendero. Tal vez aguantará la repulsión un tiempo, para no ser tan evidente, o por orgullo, pero la represión le llevará a crisis y saldrá de allí profiriendo críticas y arguyendo razones de auto justificación para emprender la huída.
Es la simiente divina latente quien ha llevado a estos falsos buscadores hacia la luz del Maestro, en un intento por despertar, pero es su ego quien la repele, debido a sus motivaciones. No estando preparados, no teniendo el vestido adecuado para la boda entre el Espíritu y la Luz, no serán aceptados en el Círculo interno del Maestro.
Tener la motivación correcta no es equivalente a decir que el aspirante al discipulado debe tener perfección absoluta de su estructura física, etérica astral y mental sino que, libre de pretensiones egoicas posee la disposición adecuada para pulir el diamante en bruto que es, el cual será tallado por el Maestro quitando una a una todas las imperfecciones que le impiden brillar como preciosa gema. La talla dolerá pero luego será agradecida por el discípulo.
El acercamiento al Maestro debe tener motivaciones que surgen del corazón espiritual del aspirante: anhelo real de percibir la luz y ojos dispuestos a verla; respeto por la enseñanza y oídos dispuestos a escucharla; verdadera intención de transformación y de ruptura de apegos; deseo sincero de correr el velo del ego para que pase la luz; acatamiento de las sugerencias, a la luz de las enseñanzas y sabia guía del Maestro.
Hallar un Maestro espiritual es una de las más grandes bendiciones que se puedan tener en una encarnación. Un verdadero Maestro espiritual es la encarnación de la palabra divina. Encontrar uno, es como encontrar un gran tesoro. El verdadero Maestro te enseñará la ciencia espiritual perfecta, el conocimiento espiritual exacto que te permitirá establecer un real contacto y experimentar la Sabiduría del Universo. Él te mostrará la llave de oro que abre la puerta del misterio y te dirá los medios para que la encuentres por ti mismo y traspases el umbral.
El Maestro solo aparece cuando el alumno está preparado y sus motivaciones han surgido realmente del ser interior y no del ego. Nadie halla un Maestro por el solo hecho de querer tenerlo, ya que no se trata de una búsqueda personal. En el proceso del discipulado el ego no está invitado. Es el Maestro quien hallará a los que verdaderamente están en la disposición adecuada para enseñarles la Sabiduría Divina Espiritual. Tras la iniciación, el discípulo recibirá la energía necesaria para permanecer en conexión con los Círculos más cercanos al Maestro. El Amor y respeto por El en cuanto a la Luz que representa, el Amor por la enseñanza, que es la exteriorización de su Luz y el Amor a la Divinidad como la meta más elevada a alcanzar en la encarnación, darán al discípulo el derecho de permanecer con los que están junto a él y recibir una enseñanza más elevada. Esto le dará acceso directo a la Jerarquía pues una vez que conoces un Maestro tienes la puerta abierta a los templos de todos los Maestros, quienes trabajan en la no dualidad, en espíritu de Hermandad Universal y en perfecta sincronía con el Plan Divino.
Si quieres encontrar un Maestro no lo busques, haz el trabajo requerido y espera pacientemente el tiempo perfecto para el despertar. No esperes que salga el sol antes del amanecer. No saldrá porque madrugues más. Más bien, antes de que salga, quita las malas hierbas de tu jardín y procura arrancarlas de raíz. La luz las hará crecer de nuevo y no dejarán florecer tus rosas.
Si quieres asistir a la boda de la hija del Rey( la Luz Divina) con un noble caballero( el Espíritu) lleva el vestido adecuado(vida e intención puras), no sea que te echen de allí y te pierdas la boda y el banquete(Gozo Divino o Bienaventuranza). Haz lavar tu traje si ya tienes uno y líbralo de toda mancha o te pondrás en evidencia en el gran salón iluminado del palacio del Rey( el Maestro) o si lo prefieres deja ya tu viejo traje(antiguos hábitos) y hazte uno nuevo.
Alipur Karim
*