El curso de esta civilización ha sido detenido por fuerzas naturales del planeta. Un alto ha sido impuesto al desorden que el hombre ha generado, rompiendo el equilibrio de los ecosistemas. La plaga azota a la humanidad y nos obliga al confinamiento para hacer reflexión, replanteamiento de objetivos corrección y cambio de rumbo. Nos ha mostrado cuán vulnerables somos. Hemos sido amenazados y arrinconados por el mas pequeño de los enemigos, con un ejército microscópico, casi invisible, que ha franqueado nuestras defensas endebles, descuidadas por un sistema de vida codicioso en el que predomina la estresante angustia por la supervivencia, o por el deseo obsesivo de poder, fama y fortuna.
La naturaleza nos habla y nos detiene. Su mensaje es claro: así como vamos no llegaremos a alcanzar nada bueno. Tan solo la destrucción de esta civilización.
Muchos buscan un culpable, pero esto no detendrá a la plaga. Todos somos partícipes; unos por ser los necios ejecutores del desorden mundial que afecta y enferma al planeta, y los otros por permitirlo.
La mayoría están a la espera de una solución externa; tal vez una vacuna, tal vez un medicamento. Otros se arriesgan a esperar a que nuestros sistemas de defensa se potencien espontáneamente. Extremos cuidados externos y medidas restrictivas son recomendados. La economía mundial está al borde del colapso.
Cualquier solucion externa es solo un paliativo temporal para esta crisis. La amenaza y ataque pueden repetirse una y otra vez. Es necesario ir al mundo de las causas. Es urgente ir de frente a la raiz del mal. Hay que corregir el desorden generado. La plaga externa , el virus, que es real y mortífero, y del cual hay que cuidarse y defenderse responsablemente, es el reflejo de la plaga interna, porque todo aquello que se precipita y emerge en el presente es el resultado del movimiento interno la psique. La vida se precipita de acuerdo con el nivel del despertar del Alma.
Hay que revelar la plaga interna y erradicarla. Para eso la naturaleza nos encierra: para mirar hacia adentro!
Esta es una invitación a una limpieza interna. Ya aprendimos todas las medidas de la asepsia externa. Es hora de lavar las vestiduras internas del alma. Hay que escudriñar en todos los rincones de nuestro mundo emocional y mental para hallar la propia plaga. Hay que hacer una limpieza exhaustiva. La naturaleza lo exige, dado el nivel de conciencia alcanzado por la humanidad, pero opacado por las tormentosas nubes de emociones y pensamientos burdos, toscos, de bajo nivel. Ya es hora de superar la desbordada adolescencia de
esta civilizacion. Es hora de aplacar las aguas. La vida nos llama a ser serios.
Es hora de elevar nuestro nivel espiritual o de mostrar la evidencia y el poder del que pretendemos tener.
Todos los humanos espiritualmente despiertos podemos erradicar la plaga, haciendo primero la debida asepsia interna y luego irradiando poderosas corrientes de amor limpio, de pensamientos elevados de transformación, cambio, compromiso, compasión y misericordia proactivas, con el planeta y con todas sus corrientes de vida.
Este cambio de actitud elevará la vibración planetaria, cambiará el foco de la conciencia humana de la civilización presente y desterrará la deleterea condición a que hemos sometido a nuestra hermosa tierra, y que la ha obligado a tomar medidas extremas.
Invito a todo corazón despierto, a toda persona noble, a todos los humanos de todos los grupos espirituales, de todas las tradiciones, de todos los linajes, de todas las religiones, a una cuarentena espiritual.
Durante cuarenta dias contados a partir de que leas este escrito, en oración, en concentración, en meditación, en visualización o contemplación, hagamos la auscultación interna para hallar y desterrar la plaga interna, e irradiemos hacia todo ser de este planeta lo más hermoso de nosotros, nuestro amor más grande, nuestros mas elevados sentimientos y pensamientos, la luz divina latente que se encuentra oculta en todo ser humano.
Suspendamos ya la queja, la crítica, el juicio, la búsqueda de un culpable y la espera pasiva. Seamos proactivos, utilizando nuestros más elevados recursos de conciencia humana. Sanémonos a sí mismos y sanaremos el planeta. Erradiquemos la plaga interna y la externa será quitada. Hagamos serios propósitos de cambio hacia ideales más elevados, hacia cumbres de trascendencia, hacia mayores niveles de conciencia. Irradiemos luz; la luz divina que subyace como esencia de nuestra verdadera naturaleza. Irradiemos amor; el amor divino que está en lo profundo del corazón, en la morada del Alma o la verdadera conciencia humana.
Hagamos esta cuarentena de luz, de expansión interna y juntos derrotaremos a la plaga de doble cara: la externa que azota el cuerpo y la interna que oscurece el alma.
Todos juntos podemos. Únete a la cruzada. Haz viral este mensaje y ponte en la tarea, al menos una vez por dia, si puedes dos, por los próximos cuarenta días.
El poder de miles de corazones y mentes limpias, unidos en un propósito benéfico común, es ayudado siempre por fuerzas poderosas de la luz divina. Si buscas el bien, la Voluntad de Dios te apoya. Esgrime tu fe. Evidencia tu bondad. Irradia tu misericordia. Usa tu fuerza interior y deja que actúe el poder de Dios que fluye en toda palabra de bendicion.
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